jueves, 14 de junio de 2018

En el Siglo XXI... “La Bestia” viste de ejecutivo y la dulce “Bella” es una mujer con carácter de Eva Miller

En el Siglo XXI... “La Bestia” viste de ejecutivo y la dulce “Bella” es una mujer con carácter de Eva Miller

 

Érase una vez... En una ciudad no muy lejana a la mía, era la misma, vivía un hombre que creía tener absolutamente todo: belleza, dinero… Y eso era todo lo que el pobre poseía. Una cara bonita, un cuerpo de escándalo (el hombre estaba para comérselo, eso no se podía negar y una ciega no era…) y dinero para regalar.

Sin tener eso en cuenta que, al fin y al cabo, a quién le importa, era insoportable. Pero tan insoportable que yo, cuando apareció en mi vida por jugarretas del destino, tuve ganas de hacer lo suponía que quisieron hacer todos al ver su cara de sieso: esconderme debajo de la mesa de la oficina.

Pero mi padre y yo estábamos a punto de perderlo todo y, aunque a mí él no me agradara en lo más mínimo, estábamos en sus manos.

En el cuento original, es él, la Bestia, quien tiene el tiempo limitado. En esta historia, soy yo la que iba contrarreloj para convencerlo de que no terminase del todo con el sueño de mi padre, su empresa, por la que tanto había luchado.

Lo que jamás me pude haber imaginado es que, cuanto más lo conocía, más se iba a complicar todo. Y que, sin querer, iba a ser la misma mujer que provocaba tanto a la Bestia, convirtiéndola en el ser más desagradable del mundo, como la mujer que, sin esperárselo, comenzó a descubrir al hombre que realmente era él. Y que todo ese “odio” que existía entre nosotros, no era más que la tensión sexual que ambos intentábamos negar.

Y como en toda historia que no es un cuento de hadas, la vida te pone a prueba, las relaciones no siempre son eternas y eso de que el amor existe y puede con todo…

¿Realmente puede una mujer como yo enamorarse de un hombre como él? Y si es así, ¿es él capaz de amar?

Porque amar no es solo sentir, el amor de verdad conlleva mucho más.

Si queréis conocer cómo era realmente la Bestia y qué nos deparó el destino, solo seguid leyendo.

Pero corréis un gran riesgo, ¿os enamoraréis también? 

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